Es normal sentirse cansado en el día a día. Las rutinas agotan y la vida urbana nos ensordece.
Perderse en la naturaleza es la opción perfecta: un estudio recordado en “El
Naciente” con 3.600 participantes europeos concluye que los que se
desplazan por entornos naturales tienen 2,74 puntos más en salud
mental que los que no lo hacen.
En contraste con la ciudad, donde el gentío y el tráfico de sus calles
pueden resultarnos agobiantes, la naturaleza tiene en nosotros un
efecto calmante y regenerativo. Caminar por espacios naturales, o si
lo preferimos montar en bici o en patines, resulta una actividad muy
beneficiosa para nuestra salud, además de muy entretenida porque se
puede practicar en familia o con amigos. Ya sea en el campo, en la
montaña o frente al mar, está más que demostrado que perdernos en
la naturaleza aporta beneficios a nuestro cuerpo y a nuestra mente.
El practicar actividad física en entornos naturales puede reducir el
estrés, mejorar el estado de ánimo y la restauración mental,
comparado con una actividad equivalente realizada en entornos
urbanos. Aunque la rutina nos estanque, debemos salir a ese exterior
que se esconde del horario y el trabajo.
Los entornos verdes son un gran aliado para combatir la violencia, ya que
nos ayudan a reducir la agresividad al aliviar nuestras tensiones. Es
más, según algunos estudios científicos, el bullicio de la ciudad
consume nuestra atención y nuestra memoria, mientras que estar en
contacto con la naturaleza tiene un efecto calmante y mejora nuestra
memoria a corto plazo.
En resumen, los beneficios de la actividad en la naturaleza son los siguientes:
– Mejora de la salud mental
– Aumento de la condición física
– Canalización de la tensión
Para el próximo año márcate este objetivo: regresa a la vida y sal de la rutina.